“Domingo in Albis (la Fiesta de la Divina Misericordia) Hoy me he ofrecido al Señor nuevamente como víctima de holocausto por los pecadores, Jesús mío, si ya está acercándose el fin de mi vida, Te suplico con la mayor humildad, acepta mi muerte en unión Contigo como un sacrificio de holocausto que hoy Te ofrezco con toda conciencia y pleno consentimiento de la voluntad, por el triple fin:
Primero: que la obra de Tu misericordia se difunda en el mundo entero y que
la Fiesta de la Divina Misericordia sea solemnemente aprobada y celebrada.
Segundo: que los pecadores y especialmente las almas agonizantes recurran
a Tu misericordia obteniendo los indecibles frutos de esta misericordia.
Tercero: que toda la obra de Tu misericordia sea realizada según Tus deseos
y por cierta persona que dirige esta obra...” (Diario, 1680). (véase Cronologia)
jueves, 4 de octubre de 2012
EL TESTAMENTO DE SANTA FAUSTINA
domingo, 1 de abril de 2012
MI MISERICORDIA ES INAGOTABLE. EL HOMBRE DEBE SER DIGNO DE ELLA CON HUMILDAD.
"Oh Inconcebible e Insondable Misericordia de Dios, ¿quién te puede adorar y exaltar de modo digno? Oh Sumo Atributo de Dios Omnipotente, Tú eres la dulce esperanza de los pecadores" (Diario, 951).
Les bendigo al permanecer fieles a la Voluntad Trinitaria, al ser cada instante amadores de Mi Hijo. Continúen visitándolo en el Sagrario, acompañándole en estos instantes de dolor en que la mayoría de la humanidad permanece lejos de Él.
Mi Manto Materno cubre todo el Universo, las estrellas le engalanan brillando continuamente y de igual forma ustedes engalanan Mi Manto, cuando resplandecen en la Tierra siendo almas amantes y obedientes a la Voluntad Trinitaria.
Les bendigo al permanecer fieles a la Voluntad Trinitaria, al ser cada instante amadores de Mi Hijo. Continúen visitándolo en el Sagrario, acompañándole en estos instantes de dolor en que la mayoría de la humanidad permanece lejos de Él.
Mi Manto Materno cubre todo el Universo, las estrellas le engalanan brillando continuamente y de igual forma ustedes engalanan Mi Manto, cuando resplandecen en la Tierra siendo almas amantes y obedientes a la Voluntad Trinitaria.
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