JESÚS DE LA DIVINA MISERICORDIA

MADRE DE LOS SACERDOTES RUEGA POR NOSOTROS

ESPOSICIÓN AL SANTISIMO SACRAMENTO EN VIVO

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Mª Mercedes Ramos Apostol de la Divina Misericordia

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"Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón deJesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío."

DICE JESÚS EL ALMA MAS FELIZ ES LA QUE CONFIA EN MI MISERICORDIA

sábado, 6 de febrero de 2010

COMO REZAR LA CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA


La Coronilla a la Divina Misericordia en formato texto / en formato audio

ORACIONES DEL DIARIO DE SANTA FAUSTINA KOWALSKAS



LOS FRUTOS DE LA ORACÍON
(El DIARIO de Santa Faustina)

“A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla. En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse. Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración”
(Diario, 146).

“... El alma debe ser fiel a la oración, a pesar de las tribulaciones, la aridez y las tentaciones, porque de tal plegaria en gran medida depende a veces la realización de los grandes proyectos de Dios; y si no perseveramos en tal plegaria, ponemos impedimentos a lo que Dios quiere hacer a través de nosotros o en nosotros. Que cada alma recuerde estas palabras: Y encontrándose en una situación difícil, rogaba más tiempo” (Diario, 872).

“La paciencia, la oración y el silencio refuerzan al alma. Hay momentos en los qur el alma debe callar y no conviene que hable con las criaturas; aquellos son los momentos de insatisfacción de sí misma (...) En tales momentos vivo exclusivamente de la fe...” (Diario, 944).

“El silencio es una espada en la lucha espiritual; (...) El alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. En el alma silenciosa Dios obra sin obstáculos” (Diario, 477).
“Debemos rogar frecuentemente al Espíritu Santo por la gracia de la prudencia. La prudencia se compone de: la reflexión, la consideración razonable y el propósito firme. La decisión final siempre nos pertenece a nosotros” (Diario, 1106)


“Por medio
de esta imagen
estaré concediendo muchas gracias,
por eso,
que cada alma
tenga acceso a ella”
(Diario 570).
“El Señor Mismo me impulsa a escribir
oraciones e himnos sobre Su misericordia...” (Diario, 1593).
“Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas y tú comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación. Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente: Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario, 187).


LAS ORACIONES DE SANTA FAUSTINA

“Amor eterno, llama pura, arde incesantemente en mi corazón y diviniza todo mi ser según Tu eterno designio por el cual me has llamado a la existencia y a participar en Tu eterna felicidad” (Diario, 1523).

“Oh, Dios misericordioso que no nos desprecias sino que continuamente nos colmas de tus gracias, nos haces dignos de Tu reino y en Tu bondad llenas con los hombres los lugares abandonados por los ángeles ingratos. Oh Dios de gran misericordia que has apartado Tu santa vista de los ángeles rebeldes dirigiéndola al hombre arrepentido, sea honor y gloria a Tu misericordia insondable...” (Diario, 1339).




“Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en todo, siempre y en cualquier lugar. Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor... Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mi misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de Tu Padre...”
(Diario, 1265)



“Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (...)
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo (...)
Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí” (Diario, 163).

“Oh, Rey de Misericordia, guía mi alma...” (Diario, 3).


“Que cada latido de mi corazón sea un nuevo himno de agradecimiento a Ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre circule para Ti. Señor, mi alma es todo un himno de adoración a Tu misericordia. Te amo, Dios, por Ti Mismo” (Diario, 1794).

“Oh Jesús, deseo vivir el momento actual, vivir como si este día fuera el último de mi vida: aprovechar con celo cada momento para la mayor gloria de Dios, disfrutar de cada circunstancia de modo que el alma saque provecho. Mirar todo desde el punto de vista de que sin la voluntad de Dios no sucede nada. Oh Dios de insondable misericordia, abraza el mundo entero y derrámate sobre nosotros a través del piadoso Corazón de Jesús” (Diario, 1183).

“Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, Bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida...” (Diario, 1570



LETANÍA A LA DIVINA MISERICORDIA

“EL AMOR DE DIOS ES LA FLOR Y LA MISERICORDIA ES EL FRUTO.
Que el alma que duda lea estas consideraciones sobre la Divina Misericordia y se haga confiada.
Misericordia Divina, que brota del seno del Padre - en Ti confío
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios - en Ti confío
Misericordia Divina,misterio incomprensible - en Ti confío
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad - en Ti confío
Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico - en Ti confío
Misericordia Divina,de donde brotan toda vida y felicidad - en Ti confío
Misericordia Divina, más sublime que los cielos - en Ti confío
Misericordia Divina, fuente de milagros y maravillas - en Ti confío
Misericordia Divina, que abarca todo el universo - en Ti confío
Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encarnado - en Ti confío
Misericordia Divina,que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús - en Ti confío
Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para nosotros y especialmente
para los pecadores - en Ti confío
Misericordia Divina, impenetrable en la institución de la Sagrada Hostia - en Ti confío
Misericordia Divina, en el sacramento del Santo Bautismo - en Ti confío
Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo - en Ti confío
Misericordia Divina, que nos acompaña durante toda la vida - en Ti confío
Misericordia Divina, que nos abraza especialmente a la hora de la muerte - en Ti confío
Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal - en Ti confío
Misericordia Divina, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida - en Ti confío
Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal - en Ti confío
Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores empedernidos - en Ti confío
Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los Santos - en Ti confío
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios - en Ti confío
Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria - en Ti confío
Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite - en Ti confío
Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia - en Ti confío
Misericordia Divina, que abarca todas las obras de Sus manos - en Ti confío
Misericordia Divina, corona de todas las obras de Dios - en Ti confío
Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos - en Ti confío
Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados - en Ti confío
Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas - en Ti confío
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor - en Ti confío
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas - en Ti confío
Misericordia Divina, que infunde confianza, perdida ya toda esperanza - en Ti confío

“No todo el que me dice “¡Señor, Señor!” entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos”

Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Misma” (Diario, 949).